CERTIFICACION AGROALIMENTARIA

ESQUEMAS DE CERTIFICACIÓN AGROALIMENTARIA

Esquemas de certificación agroalimentaria: ¿cuál es el que mejor se adapta a mi actividad para cumplir los objetivos de mi empresa?

En las etiquetas de los productos que consumimos podemos observar que, en nuestro día a día, adquirimos productos procedentes de todo el mundo. La globalización ha llegado también a la industria agroalimentaria y, para garantizar la cultura de seguridad y calidad de los alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria, se han desarrollado diferentes esquemas de certificación que recogen las diferentes actividades de las empresas.

Esquemas agroalimentarios: organización y particularidades

En el año 2000, los directores ejecutivos del Consumer Goods Forum (CGF) crean la Iniciativa Global de Inocuidad Alimentaria (GFSI) y desarrollan un proceso de evaluación comparativa y de armonización que fomenta la aceptación mutua entre los esquemas de certificación reconocidos por la GFSI en todo el sector agroalimentario.

Ello permite un enfoque simplificado basado en el principio de “una vez certificado, reconocido en todas partes”, lo que reduce la necesidad de realizar múltiples auditorías y contribuye a reducir las barreras comerciales para las empresas.

Actualmente, la GFSI reconoce distintos esquemas de certificación privados (CPO en sus siglas en ingles), aceptados por las más de 400 empresas que forman parte del CGF.

Entre ellos, el más demandado actualmente en España es IFS (International Food Standards), que fue elaborado por las cadenas de distribución alemanas (HDE), francesas (FCD), italianas y españolas (Metro, Mercadona, Carrefour…). Este esquema de evaluación de la seguridad alimentaria garantiza la comparabilidad y la transparencia en toda la cadena de suministro.

Otro esquema de certificación con gran demanda es BRCGS, que plantea el mismo objetivo que IFS, pero que fue desarrollado por las cadenas de distribución británicas (Tesco, Asda, Sainsbury’s y Walmart). BRCGS está dirigido hacia sus proveedores en el Reino Unido, pero también en Europa y Norteamérica. En el último año, en colaboración con Landaluz, hemos impartido formación oficial BRCGS para empresas españolas interesadas en ampliar su conocimiento y actualizar sus procedimientos a la nueva versión 9.

En relación a la producción primaria y a las buenas prácticas agrícolas, se desarrolló el esquema de evaluación GlobalG.A.P., que abarca además otros aspectos como la responsabilidad social; la sostenibilidad (a través de sus módulos voluntarios Nurture, SPRING o GRASP) o la Cadena de Custodia para garantizar que los productos vengan de procesos de producción con certificación GlobalG.A.P. Son protocolos referentes que cubren todas las actividades de la producción en una finca, hasta que el producto es comercializado o vendido.

“Las empresas que se certifican suelen buscar la expansión de su actividad a nivel europeo, internacional o incluso global. Gracias a estos esquemas, existe un sistema uniforme y reconocido para asegurar la calidad y la seguridad de los alimentos”

Los requisitos de exportación en los países de la Unión Europea están unificados bajo una misma normativa, pero no sucede lo mismo con otros países. El Sistema auditado de Autocontroles Específicos (SAE) nace con la entrada en vigor del Real Decreto Español 993/2014 y obliga a las empresas a implementar un sistema de autocontrol para la exportación de alimentos de origen animal a terceros países que exijan requisitos distintos a los de la normativa de la UE. Además, este sistema deberá estar certificado por un Organismo Independiente de Control acreditado, como Applus+ Certification.

¿Qué esquema debo elegir y qué beneficios me va a aportar?

Las empresas que se certifican suelen buscar la expansión de su actividad a nivel europeo, internacional o incluso global. Gracias a estos esquemas, existe un sistema uniforme y reconocido para asegurar la calidad y la seguridad de los alimentos, lo que permite reducir el número de auditorías a las que debe someterse el productor y optimizar así los procesos.

Además, certificarse mejora la reputación ante el consumidor final y los posibles inversores o colaboradores. La elección del esquema a certificar dependerá siempre del mercado al que quiera dirigirse la empresa, de su tipología de cliente y del tipo de producto que pretenda comercializar. En Applus+ Certification contamos con expertos en todos los esquemas capaces de aconsejar siempre la mejor opción.

Articulo redactado por: 

Alicia Arroyo Guerrero, Responsable de operaciones Food & Agriculture en Applus+Certification

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